La práctica médica actual se encuentra caracterizada por una constante mirada inquisidora sobre los actos médicos por parte de los pacientes, los medios y por supuesto los abogados.
Esta actitud constituye una de las mayores fuentes de litigio en contra de médicos e instituciones médicas en el mundo entero. La industria del juicio por responsabilidad médica, mal denominada ¨mala praxis¨. Vehiculizada la mayoría de las veces en interpretaciones carentes de sustento científico de las medidas terapéuticas y/o diagnosticas.
Esta proliferación de reclamos, denuncias y demandas impacta de manera directa en el desempeño profesional de los colegas, en su vida profesional y también en su cotidianidad, influyendo de manera directa en la toma de decisiones, en el quehacer profesional y trastocando muchas veces la vida personal.
Esta última circunstancia, la afectación de la vida personal, ha producido un aumento considerable del número de colegas afectados por enfermedades cardiovasculares, alteraciones psicológicas y aun de adicciones, no siendo extraño hoy en día que, la profundización del conflicto, lleve a la aparición de cuadros psiquiátricos de relevancia. Es decir que esta constante presión que padecemos los profesionales médicos no solo se ve reflejada en la proliferación de actos jurídicos, denuncias penales y/o demandas monetarias (demandas civiles) , si no también en el deterioro de la salud física y en particular psíquicas de los colegas involucrados.
Es así que podemos observar como la incidencia de la judicialización del acto médico, trae aparejado la aparición desmedida de actos mal denominados preventivos, tales como aumento de la solicitud de prácticas complementarias costosas e innecesarias, enlentecimientos en los procesos diagnósticos y /o terapéuticos y abuso de tratamientos empíricos o con bajo nivel de evidencia, por ejemplo el mal uso de antibióticos, la reiteración de estudios complementarios inconducentes, etc. Todo ello con el afán de minimizar las posibilidades ¨ de ser requerido en una instancia judicial”. Es decir creo que me protejo al pedir más estudios de los necesarios o prescribo tratamientos innecesarios, creyendo que ello me protege de un eventual cuestionamiento, olvidándonos que el acto individual puede y ha de ser valorado por otros colegas, de judicializarse el acto en cuestión, en más de una oportunidad, hemos visto en la instancia judicial correspondiente, como la actitud supuestamente protectora, se vuelve en contra de los deseos del profesional, al ser valorada por peritos que opinan sobre la procedencia o no de determinada actitud o aquel tratamiento o ese estudio innecesario.
Aquello que fue pensado para supuestamente protegernos de un reclamo se transforma en el sostén pericial de nuestra condena.
La realidad es que muchas veces dichas actitudes, las pseudopreventivas, no solo no resultan en una actitud preventiva, por el contrario en más de una oportunidad generan per se circunstancias que nos exponen a críticas y requerimientos, las mas de las veces infundadas y otras, lamentablemente acertadas.
Toda esta situación descrita en los párrafos precedentes es parte sustancial de las nuevas realidades que enfrenta el ejercicio profesional cotidiano.
¿Es esto suficiente para explicar la proliferación de reclamos judicializados?
Sin lugar a dudas el reclamo económico asociado a presuntos hechos contrarios a la buena praxis médica ha dado como resultado un aumento exponencial de las demandas, muchas veces por cifras multimillonarias, inalcanzables aun para los grandes actores de la realidad sanitaria, empresas de medicina prepaga, obras sociales, sanatorios, etc. Este estado de cosas impacta en los médicos, quienes ven amenazado su patrimonio personal y hasta su sustento cotidiano al enfrentar eventuales condenas por valores que escapan a toda relación con las retribuciones que se perciben. Cobro por una consulta $1 y me demandan por $1000.
Se ha establecido un desbalance llamativo entre los honorarios que aceptamos percibir, razones sobran para aceptarlos, y la valoración que efectúa la justicia sobre los daños que supuestamente emergen del accionar medico. Esta asimetría manifiesta, es una de las razones por la cual la práctica médica contemporánea requiere de la cobertura asegurativa como real apoyo técnico y dinerario ante un reclamo judicial.
Indudablemente como todos sabemos, la realidad muchas veces nos muestra aquella porción de la actividad que no nos resulta satisfactoria, que no cumple con nuestros deseos, que contrariamente a lo esperado nos resulta incomoda, agobiante, nos produce desazón. Si extrapolamos esta conclusión a la praxis médica cotidiana observamos como la sumatoria de nuevos requerimientos, la sobrecarga horaria, la escasa retribución, etc. transforman al ejercicio profesional en una actividad no placentera, situación que provoca que ciertos aspectos de nuestro quehacer se corrompan y se nos vuelvan ¨pesadas cargas¨. Estas pesadas cargas comienzan a ser evitadas por muchos profesionales como respuesta refleja a la agresión que presuponen estas nuevas obligaciones, llevando a más de un colega a exponerse a un reclamo al hacer abandono de ciertas obligaciones tales como confección de la Historia Clínica, realización del Consentimiento Informado, actualización de las indicaciones, justificación de la necesidad de tal o cual procedimiento, etc.
En conclusión frente al stress creciente de nuevas obligaciones, aunado a magras retribuciones y sobrecarga laboral, reaccionamos exponiéndonos, por omisión, a ser requeridos judicialmente, aun cuando el ejercicio profesional sea correcto y los resultados terapéuticos exitosos. Sentencias por ausencia de consentimiento informado, juicios por supuesta violencia obstétrica, reclamos por defectos en la confección de la historia clínica.
Nos preguntábamos al comienzo porque FRP y para que FRP.
El último periodo hemos recibido aproximadamente unas 12 causas penales, más de 40 mediaciones (futuros juicios) y comenzaron 28 juicios por responsabilidad civil nuevos. Estas cifras ponen en evidencia que solo en el último periodo aproximadamente 200 colegas han sido notificados de una acción judicial en su contra, ello sin contar los médicos y médicas que constantemente concurren al Colegio o se comunican telefónicamente, por mail o incluso por Whatsapp solicitando asesoramiento en cuestiones relacionadas tales como denuncias, amenazas, hostigamiento, etc.
A todo este despliegue laboral, en el que participamos médicos, abogados y personal administrativo, aunamos el constante seguimiento y trabajo que demanda las causas en trámite, casi 3000 en la historia del Fondo y aproximadamente 1246 activas a la fecha de la redacción de esta. Causas algunas que languidecen en los diferentes tribunales hasta 25 años después de iniciadas, sin que la justicia acepte los pedidos de resolución que constantemente elevan nuestros abogados.
Creemos que estas cifras responden sobradamente la pregunta ¿POR QUE? un FRP
El manejo de una causa judicial no escapa en su aspecto técnico al quehacer cotidiano de los especialistas en las diferentes ramas del derecho, Administrativo, Civil, Laboral y/o Penal.
Comprender el trabajo médico, propender a la mejor defensa técnica por parte de peritos especialistas en cada materia, brindar atención personalizada a cada uno de los profesionales matriculados (y aun a aquellos matriculados en otros distritos), realizar el acompañamiento correspondiente, concurrir a las múltiples instancias periciales , brindar contención ante la angustia y desazón que produce en nuestros colegas ser blanco de una acusación, eso es solo parte de nuestra tarea cotidiana y explica PARA QUE un FRP.
Explica que este Colegio de Médicos está convencido que mas allá de entender la situación jurídica del acto médico y sus posibles consecuencias, está el firme convencimiento que ante la concreta situación de ser víctima de un accionar judicial los médicos y médicas del Distrito merecen un acompañamiento profesional especializado y personalizado a los fines de resolver la situación en que se hallan inmersos.
La creación de el Programa de Atención de la Salud Mental al Médico Enfermo (PASMME) para asistir a aquellos colegas que han sufrido un severo compromiso de su salud mental a raíz de instancias judiciales que transitan, el seguro de caución ante posibles embargos preventivos a los fines de proteger el patrimonio personal de los colegas mientras dura el juicio, son solo algunas de las acciones que el Colegio y el FRP toman a favor de los matriculados.
En resumen somos el FRP del Colegio de Médicos del Distrito III, por eso existimos, y estamos para acompañar a cada uno de los colegas afectados por una acción judicial en el aspecto técnico, en el aspecto social, en el aspecto emocional y por supuesto en el económico. Para eso está el FRP para
PROCURAR A LA DEFENSA DEL ACTO MÉDICO Y A LA DIGNIDAD DEL TRABAJO MÉDICO.